No existe la casualidad, hay que estar ahí

lunes, 3 de noviembre de 2014

Twisted Fate

Tuve una última oportunidad todos los días, hasta que se acabaron. Pensé que te habías salido de la partida porque tus cartas eran malas, pero no imaginé que te fueras a retirar en la siguiente mano. Aquella jugada quedó entre el destino y yo, pero hasta ahora no había entendido que querida decir Sabina con aquello de que no puedes "envidiar con un farol al futuro". Ahora quiero doblar la apuesta ero se que ya no estás en la sala. Me gustaría ir tras de ti pero he caído en bancarrota y el peso de tu vacío me retiene contra la silla. Supongo que es lo que pasa cuando confías solo en tus habilidades, porque lo nuestro era cosa de dos más Murphy, y el siempre apostaba en la ruleta al negro, porque el verde era para la esperanza y hay que ver las veces que le observamos perder y nos reíamos. Ahora ni siquiera a él le hace gracia, porque sabía lo que pasaría pero nunca nos confesó que le gustara.
Y no soy yo el apuesto caballero sin ojeras que sujeta tu bolso a la salida del Casino del Corazón Negro y tu pelo no es rubio como el poso de mi whisky "Mar de Lágrimas", que parece ser lo único que me queda. Y ¿Sabes? Tengo la sensación de que los casinos no son playas, de que el Otoño no es el final de Agosto, de que tu ciudad ya no es la mía y de que nunca sabré llegar al edificio donde estudiabas, y estudiabas como encantarme, pero al que nunca fui, y que sin embargo ahora me arrastraría hasta él de rodillas, como implorando un milagro, aunque también me enseñaste antes de irte a que lugar acudir a pedirlos.
Basta de llorar, son las 08:53 de la mañana y queda mucho día por delante. La noche se enfadará si no le entrego las lágrimas que le prometí ayer para que hoy me dejase dormir.

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